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lunes, 24 de junio de 2013

Fisicoculturismo: Los esteroides anabólicos en la era de Arnold Schwarzenegger

(PRIMERA PARTE)

Por: Dan Gwartney

Los participantes del Mr. Olympia entre 1965 y 1975 eran gigantes. Literalmente gi-gan-tes. Durante el Olympia de 1980 parecía como si los dioses del monte Olimpo se hubiesen manifestado. Estos hombres tenían un antecedente de levantamiento de pesas, gimnasia u otros deportes. Muchos de ellos tenían trabajos brazales. Estas condiciones favorecían una contextura más gruesa y una consistencia desequilibrada.

En este ambiente, hombres jóvenes y saludables que se diferenciaban de la gente común debido a su masa muscular (y la intención de mostrarlos) ya eran notables. Para alcanzar un estatus extraordinario sólo era necesario una ligera ventaja, la cual se conseguía con el uso de esteroides anabólicos androgénicos (ASS).

Los pioneros del físicoculturismo moderno son muy apasionados sobre sus logros. Confrontarlos en relación al uso de esteroides anabólicos es una ofensa, a menos que te hayan invitado a discutir este tópico.

Aun así, es posible sobrepasar los límites establecidos por estos hombres y estar sujeto a insultos. Se sienten extremadamente orgullosos de las conquistas obtenidas con su propio esfuerzo y están completamente a favor del uso de anabólicos.

Estos hombres no se hicieron campeones de la noche a la mañana. Subieron poco a poco en los rankings, ganando títulos locales, regionales y nacionales antes de competir en eventos de la IFBB u otras organizaciones profesionales; muchos de ellos comenzaron el deporte en la adolescencia.

Sin embargo hay múltiples ejemplos en los medios (entrevistas de televisión, artículos en revistas, su correspondencia personal) en los que se admite el uso de esteroides anabólicos androgénicos en sus carreras como culturistas. Ellos aseguran, y con razón, que estas sustancias no eran controladas.

En aquella época muchos las recibían de sus propios médicos. Esta situación era igual para los físicoculturistas norteamericanos e internacionales. No se limitaba al territorio de Estados Unidos. A pesar de ser modestas, en relación a la polifarmacia abusiva que se practica hoy en día, no queremos contar estas historias con la intención de que sirvan como una fórmula para el éxito.

Son las experiencias de un selecto grupo de hombres; sus logros, tolerancias y esfuerzos son imposibles de duplicar por la gran mayoría, a pesar de las drogas, el entrenamiento o la dieta.

La industria farmacéutica ha experimentado un periodo de crecimiento explosivo, expandiendo el número de esteroides anabólicos. Anteriormente limitados por la disponibilidad material y su costo, los esteroides se han hecho cada vez más baratos y abundantes.

A finales de la década de los 50’s, el uso de esteroides anabólicos por parte de físicoculturistas y atletas comenzaba a imponerse. Se informa que Larry Scott (Mr. Olympia 1965 y 1966) reveló que casi todos los físicoculturistas top usaban esteroides en los 60.

Sergio Oliva hizo las mismas observaciones en su libro, “El Mito”. Al mismo tiempo, en Alemania Oriental, operaba un programa de entrenamiento secreto que incluía el reclutamiento de jóvenes con alto potencial, a quienes se les colocaba bajo un estricto programa de dopaje. Esto llevó a que Alemania Oriental tuviera un dominio total de las Olimpiadas y otros eventos internacionales.

Los detalles del programa de Alemania Oriental fueron divulgados después del descubrimiento de un vasto almacén de registros publicados en 1991. Rusia, en ese entonces URSS, tenía un programa similar. No debería ser una sorpresa que algunas de las drogas y algunos de los mejores competidores, vinieran de Europa.

El material usado en el programa de Alemania Oriental se diseminó en los gimnasios y clubes deportivos, junto a una aproximación de las dosis administradas a esos atletas. La información que recibimos de la mayoría de los profesionales son conservadoras, con ciclos cortos y dosis modestas.

El programa de Alemania Oriental utilizaba ciclos cortos de 4 semanas con 14-30 días de lavado, principalmente para evitar la detección. Sin embargo, de comentarios periféricos, con frecuencia dirigidos a sus competidores, se percibe que el uso de esteroides fue escalando con el pasar del tiempo.

Algunos competidores del post “Pumping Iron” hablan de dosis prácticamente iguales a las usadas hoy en día, a pesar de que las opciones de drogas eran muy diferentes.

Queremos dejar claro que no obtuvimos las declaraciones del Sr. Schwarzenegger y que sólo utilizamos su nombre para definir esa era. Él ha admitido el uso de ASS (esteroides anabólicos) en diversas entrevistas: “Los esteroides anabólicos me ayudaron a mantener el tamaño de los músculos mientras estaba bajo una estricta dieta en la preparación para un evento”.

Había muchos ASS sintetizados en laboratorios farmacéuticos; algunas de las compañías reclutaban activamente a atletas de fuerza. Podemos nombrar como ejemplo el caso de York Barbell Club. El uso temprano de estas sustancias se direccionaba más hacia los ASS orales.

En esa época, los esteroides anabólicos no eran usados por un gran número de personas o por un periodo de tiempo lo suficientemente largo como para permitir la detección de eventos adversos. Además no había mucha comunicación entre los profesionales de la salud sobre este tema y la Federación de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA), la cual no estaba tan atenta como hoy.

También se usaban los ASS inyectables, pero eran esteres de corta duración, tales como el propionato de testosterona y fenilpropionato de nandrolona. Los esteroides inyectables no eran muy comunes, en parte a la escasez de jeringas desechables. Estos esteres tenían muy corta duración comparados con el enantato de testosterona y el decanoato de nandrolona; esto significa mayores variaciones y los potenciales efectos secundarios. Sin embargo eran lo suficientemente potentes como para crear un físico de campeón.

Las primeras incursiones en el uso de AAS en Estados Unidos, consistían en ciclos de Nilevar (una droga oral similar a la nandrolona) o Dinabol.

La leyenda, Bill Pearl, informó en una de las primeras ediciones de su libro “Getting Stronger” que usó ciclos de 12 semanas de 30 miligramos de Nilevar. En la Costa Oeste ése era el esteroide más usado, mientras que en Nueva York se usaba el Dinabol.

Las dosis de Dinabol eran similares, con rangos entre 10 y 30 mg por día, a pesar de que algunos atletas usaban hasta 50 miligramos por día. Ambas drogas eran efectivas para aumentar la fuerza, así como la masa muscular. Pero existía predisposición a la retención de agua, lo que explica el aspecto blando visto en algunos físicoculturistas de esa época. Tampoco era extraño ver a algún tipo caminando en el gimnasio con los ojos amarillos, producto de ictericia.

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